Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a nivel mundial, se calculaba que en el año 2000 eran más de 180.000 las personas que tenían más de cien años. Tal cifra ascendería a más de tres millones para el año 2050.
Se han llevado a cabo cientos de estudios para dilucidar cuál es el estilo de vida o los antecedentes típicos que permitan explicar que una persona llegue a esa edad, pero ninguno ha dado resultados auspiciosos. Las historias familiares, la constitución genética de cada uno y otros hechos decisivos en la vida de las personas, como un accidente o el consumo de cigarrillos, determinan cuántos años viviremos.
Sin embargo, señala la publicación Reader’s Digest, estas investigaciones, si bien no encontraron un patrón característico, detectaron algunas similitudes entre las personas que lograron soplar cien velitas:
• Se quejan menos del dolor y de las molestias que las personas más jóvenes que tienen menos incapacidades. Esto sugeriría una mejor adaptación a las distintas situaciones de la vida.
• Mantienen la estimulación intelectual.
• Conservan relaciones sociales satisfactorias.
• Enfocan sus intereses en actividades creativas.
• Tienen pocos problemas de sueño.
• Rara vez sienten angustia o depresión.
• Encuentran consuelo en su fe religiosa.
• Tienen estabilidad económica.
• Creen que pueden ser felices.
• Son extrovertidos.
El afán por prolongar la vida no es nuevo y garantías absolutas no hay ninguna, pero sí hay hábitos saludables que permiten lograr una mayor plenitud y bienestar y, por qué no, algunos años más. Seguir una dieta con poco contenido de grasas y colesterol, hacer ejercicio, no fumar, evitar las situaciones estresantes y mantener las aptitudes intelectuales en constante funcionamiento son sólo algunas pautas.
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